“Tuve que esforzarme mucho para pagarlo”, comenta.

Aun así, el seguro cubrió gran parte del resto de los cuatro años de cuidados a largo plazo de su esposa antes de que muriera, y Ervay considere que su situación económica es favorable en comparación con la de quienes solo cuentan con Medicaid, suponiendo que cumplan los estrictos requisitos de ingresos económicos. De no ser así, “no sé cómo hacen, la verdad”.

Tan frustrante fue encontrar cuidados a largo plazo —una tarea cada vez más compleja a medida que aumenta los precios y disminuyen las opciones— que Ervay recurrió a su carrera académica para sugerir una pequeña solución: un curso de “planificación de la vida útil” que todos podrían tomar a partir de los 20 años.

Aunque cada vez es mas complicado, pocas personas en el pais hacen planes para los eventuales cuidados a largo plazo durante su jubilaciónno comprenden sus opciones y subestiman su costo.

Es necesario preparar antes

“Lo que debemos hacer es preparar a los jóvenes desde el principio”, afirma Ervay, quien también escribió un libro sobre su experiencia, llamado Enfrentando la demencia: el viaje de un esposo como cuidador de una persona con Alzheimer. “El momento de empezar a prepararse para este tipo de situaciones es al llegar a los 20 años, no a los 60”.

Esa clase de planificación siempre ha sido importante. Sin embargo, se ha convertido en algo imprescindible, a medida que los precios de los cuidados en el hogar aumentan enormemente y las personas siguen desconfiando de los hogares de ancianos, que registraron índices de infección y mortalidad excesivamente elevada a causa de la COVID-19 . Mientras tanto, la pandemia y la consiguiente inflación han dificultado la posibilidad de ahorrar dinero para recibir cuidados a domicilio, o nos han obligado a recurrir a los ahorros que ya habíamos logrado acumular.

Muchas personas subestiman la probabilidad de que alguna vez necesiten esos cuidados. Además, aún existe una confusión generalizada sobre el modo en que podrían pagarlos en caso de necesitarlos.

Incluso entre quienes hicieron planes con anticipación, como Ervay, el 78% dijeron que debió haber comenzado a planificar antes, según una encuesta de la empresa de seguros y asesoramiento financiero Genworth Financial.

Solo un tercio de los baby boomers que perciben ingresos medios tienen un plan de cuidados a largo plazo, según el Center for a Secure Retirement. No obstante, casi siete de cada diez los necesitarán, según informa el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU.

Esto puede suponer una enorme carga, dado que el costo de los cuidados a largo plazo ha superado la inflación durante casi dos décadas. El costo anual promedio a nivel nacional de una habitación privada en un hogar de ancianos aumenta ahora a $108,405, según informa Genworth, y el costo de un auxiliar de cuidados en el hogar puede llegar a $61,776. Eso puede agotar rápidamente los $426,000 en promedio que según la Reserva Federal tenían ahorrados los adultos de 65 años o más para toda su jubilación antes de comenzar la COVID-19.

el cuidado familiar

Desde entonces, el 75% de los baby boomers —incluso los que tienen ingresos medios— manifiestan no haber podido ahorrar tanto como antes de la pandemia, según una encuesta del Center for a Secure Retirement. Más de la mitad afirman haber liquidado parte de lo que ya habían ahorrado.

“Pocos adultos mayores tienen suficientes ahorros como para cubrir el costo de los cuidados a largo plazo, sobre todo si necesitan ayuda durante un período prolongado”, señala Tricia Neuman, directora ejecutiva del Programa de Políticas de Medicare de Kaiser Family Foundation.

Una idea equivocada sobre Medicare

Según el Center for Retirement Research de Boston College, hay personas de todos los niveles de riqueza e ingresos que subestiman la cantidad de años que van a vivir y, en consecuencia, la probabilidad de necesitar cuidados a largo plazo en algún momento. Más de la tercera parte no son capaces de calcular el costo que representaría permanecer en un hogar de ancianos o contratar un auxiliar de cuidados en el hogar. Más de la mitad cree que lo pagará Medicare.

De hecho, Medicare solo paga la atención especializada en los hogares de ancianos, y solo después de una hospitalización calificada y durante un máximo de 100 días (y un promedio de 22), según el Departamento de Salud y Servicios Humanos.

“Las personas suponen que su cónyuge se ocupará de ellos, los padres creen que sus hijos se harán cargo de ellos y los hijos creen que Medicare se encargará de todo”, explica Roberta Parillo, de 75 años, de Fort Myers (Florida), voluntaria de Al servicio de las necesidades de seguro de salud de los ancianos, o SHINE, en su Agencia del Área sobre Envejecimiento.

Medicaid es quien subvenciona los cuidados a largo plazo, pero solo para las personas obtienen ingresos y bienes son inferiores a un determinado nivel, o que primero reducen sus ahorros. Esto se comprueba mediante un estricto proceso de revisión retrospectiva para verificar que los solicitantes no hayan transferido sus bienes durante los cinco años anteriores a la solicitud de cobertura (o dos años y medio en California), otro buen motivo para planificar con mucha antelación. Si solo uno de los cónyuges solicita Medicare, el otro está protegido por una disposición llamada “asignación de recursos del cónyuge no solicitante” y puede conservar un máximo de $137,400 en concepto de ahorros para cubrir sus gastos.

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