crítica de cine
Lo han vuelto a hacer. Dado que se supone que esta gran película firmada por una arquitecta que durante años ha trabajado como guión con gentes tan poderosas como Lucile Hadzihalilovic o Martín Cuenca, trata de la amistad entre un jubilado cascarrabias y un búlgaro clarinetista, cocinero, campeón de ajedrez y de bridge que duerme en la calle o en los parques, todos han usado para definirla y sin mesura la palabra ‘amable’. Y no creo que, precisamente, en su acepción más antigua, la que vendría a significar ‘digna de ser amada’ sino en esa otra mucho menos elegante, más de usar y tirar que indica que es una película de buen corazón que se ve a gusto, sin problemas, dejando un buen sabor de boca que desaparece rapido y sin importunar.
Se equivocan. Creo. Como cuando le conceden las tres estrellas que sostienen un título en ese limbo entre una peli corriente tirando a mala y otra de categoría superior.
Yo pienso que se merece cuatro. Porque me apasiona la elegancia, soltura y habilidad con que Avelina esquiva los peligros que ella misma se ha puesto en el guion, supongo que para eso, para acercarse a ellos (sentimentalismo, amor en la edad madura, solidaridad de andar por casa, un final redondeado, sin aristas, sin recovecos…) y en el último instante, daña un quiebro exquisito de escritura, planificación, cámara y montaje.
De cámara, sí, porque Avelina la maneja jugueteando con nuestras expectativas. Así, un segundo después de habernos dirigido la mirada y la imaginación hacia un lado, nos las cambia de foco de forma sorprente. Un poco, si se me permite comparar tan osada, a la manera de Koberidze en su nunca excesivamente alabada ‘¿Qué vemos cuando miramos al cielo’ o de Schaublin en ‘Unrueh’, presentado en Berlín y Zabaltegi. En el fondo, ‘Vasil’ sí es ‘amable’, por ‘digna de ser amada’. Y admirada.
Vasil
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Dirección y guía:
Avelina Prat. -
Fotografía:
Santiago Racaj. -
Música:
Vicente Barriere. -
Intérpretes:
Ivan Barnev, Karra Elejalde, Alexandra Jiménez, Sue Flack, Susi Sánchez. -
Duración:
93 metros