Por primera vez desde que hace casi 20 años se ofreció la cobertura universal de salud en México, hoy existe la posibilidad de garantizar los tratamientos para personas con enfermedad renal crónica (ERC). Un comité de expertos convocados por el Consejo de Salubridad General trabaja en la actualización de la guía de manejo del padecimiento y en el desarrollo de un registro nacional de pacientes.
Son entre 40 mil y 50 mil personas que carecen de acceso a instituciones de seguridad social y que cuando tienen dinero cubren los costos de una diálisis peritoneal o hemodiálisis, según especialistas.
La realidad es que en su mayoría estos enfermos no reciben la atención médica necesaria. Al menos esa fue la experiencia en el Hospital General de México (HGM), donde hasta antes de diciembre de 2020 la constante era que 90 por ciento tenía una dosis inadecuada de remplazo renal, aseguró Rafael Valdez, jefe del servicio de nefrología.
A partir de que se establezca la gratuidad de los servicios en los institutos nacionales de salud y hospitales de alta especialidad, el 70 por ciento de las terapias se otorgan de forma correcta en el HGM. Aún falta otro 30 por ciento que se explica por diversos factores, como la creciente demanda de atención, comentó el especialista.
Y es que las principales causas de la ERC son la diabetes y la hipertensión arterial, ambos padecimientos de alta prevalencia en el país. Con base en estándares internacionales, se estima que alrededor de 13 millones de mexicanos viven con algún grado de falla renal, de los cuales unos 100 mil se encuentran en etapa terminal, pues sus riñones abandonaron de funcionar y requieren de diálisis peritoneal o hemodiálisis.
De ese total, seis de cada 10 son derechoshabientes de alguna institución de seguridad social, por lo que tienen acceso a tratamientos. En cambio, el alto costo fue el argumento que se redujo –desde la instauración del Seguro Popular en 2004– para eliminar la cobertura a personas sin servicio médico.
En administraciones pasadas, las autoridades de salud indicaron que si se cubrían dichas terapias el sistema nacional de salud quebraría y se dejaría de atender a otros individuos con varones de alto costo.
Se actualizará la guía médica
Actualmente, con otra visión, un grupo de expertos bajo la coordinación de Rodolfo Rincón Pedrero, jefe del Departamento de Atención Médica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, comenzó a trabajar con la finalidad de actualizar la guía técnica de manejo de la ERC –la cual no se revisaba desde 2006– y crear el primer padrón de pacientes.
Explicó que el objetivo es ofrecer soporte y consejería técnica para optimizar el uso de los recursos con terapias homogéneas a escala nacional, mientras que el registro es indispensable para tener una dimensión puntual sobre las necesidades en esta materia.
Para el especialista, es fundamental tener en cuenta que la ERC va en aumento, es irreversible y progresiva; en algún momento los afectados pueden requerir el remplazo renal y el trasplante.
Mientras el comité técnico trabaja, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) avanza en garantizar la cobertura de las terapias de control de la falla renal con la instalación de unidades de hemodiálisis, como la que se inauguró el pasado 29 de noviembre en Acapulco , Guerrero, dentro del Hospital General IMSS Bienestar Renacimiento. De acuerdo con información oficial, está en proceso la construcción de otras dos unidades en los municipios de Chilpancingo y Ometepec.
Alto costo de tratamientos
En diversas investigaciones se ha documentado gasto elevado en la diálisis peritoneal y hemodiálisis, cuya administración depende de las condiciones de cada individuo. En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la inversión anual es de 245 mil pesos, aproximadamente, por cada enfermo.
Rincón Pedrero explicó que la visión debe cambiar para que el trasplante renal sea la primera opción de tratamiento, pues luego de 12 a 18 meses tiene mayor beneficio económico y social.
La hemodiálisis se necesita de por vida. Los enfermos deben acudir a las clínicas varias veces a la semana y difícilmente tienen trabajo. Con el trasplante dejan de requerir las terapias de remplazo y se reincorporan a actividades productivas.
Cuando no había gratuidad, los pacientes del HGM “acudían cuando tenían dinero o ya estaban muy graves” lo que aumentaba la mortalidad y los costos hospitalarios, comentó Valdez.
Habían quienes tenían hasta 40 internos en un año. Se hospitalizaban para obtener la hemodiálisis, pero al hacerlo cada 15 días o cada mes morían en poco tiempo.
El servicio de nefrología del HGM es uno de los más grandes del país. Al año atiende de 15 mil a 16 mil personas con ERC en la consulta externa y cada mes registra entre 250 y 400 pacientes hospitalizados por esta causa, comente el especialista e incluya sobre el cambio que ha habido desde que el servicio es gratuito.