El debate en materia de salud está en su punto más alto. Primero fueron las declaraciones de la ministra Carolina Corcho en la discusión del presupuesto general de la Nación sobre una reducción de la provisión de recursos adicionales para el sector en 2023 de 8,1 billones de pesos a 3,8 billones. Y luego se conoció un borrador del proyecto que se presentaría el año entrante para reformar el sistema de salud, en el que los planes complementarios y de medicina prepagada, por los cuales millas de colombianos accederían a los servicios de salud, terminarían desapareciendo como hoy los conoce el país.

En medio de las controversias, se ha destacado el papel del sistema en Colombia por su cobertura y beneficios. Sin embargo, hay un elemento del que poco se habla, pero que también sobresale: el dinero que desembolsan las familias para atender las necesidades de salud que no están cubiertas por el sistema.

En Estados Unidos, cerca de 100 millones de personas tienen deudas con el sistema de salud. Muchas familias quiebran cuando alguno de sus miembros tiene que enfrentar, por ejemplo, la atención de varios días en unidades de cuidado intensivo. En los últimos cinco años, más de la mitad de los adultos estadounidenses afirman haber endeudado a causa de facturas médicas o dentales, según una encuesta de KFF. Una cuarta parte de los adultos con deudas de atención de salud debe más de 5.000 dólares y aproximadamente uno de cada cinco dijo que no esperaba poder pagar nunca dicha deudasegún un informe de Los Ángeles Times.

En Colombia, el sistema ha sido puesto a prueba, la pandemia fue su examen más ácido, y respondió. Y los colombianos no tuvieron dificultades financieras para atender sus necesidades en salud. Un documento de Anif establece que los hogares colombianos “escasamente” destinan un 15 por ciento de su gasto en medicamentos y procedimientos que no están cubiertos por el sistema de aseguramiento, apenas por encima de Cuba y Alemania. El promedio de la Ocde es de 19 por ciento y el de la región está en torno al 38 por ciento. Así mismo, un global de The Lancet, que analizó el desempeño de los sistemas con base en calidad, cobertura y gasto de bolsillo, ubica a Colombia como el segundo mejor país de América Latina, por encima de los sistemas de salud de Argentina, México y Cuba.

Paula Acosta, presidenta de Acemi, explica que 11 por ciento de ese gasto corresponde a pólizas de salud, planes complementarios y medicina prepagada, “con lo cual cerca de 5 por ciento corresponde a los medicamentos o la cita que paga con un médico particular”.De acuerdo con el informe de Anif, “hoy por hoy, no se entiende cómo se cubrirá la prestación de servicios y no hay duda de que el gasto de bolsillo puede aumentar de manera significativaaumentandodo el bienestar de la población en un contexto de antemano complejo debido a una inflación pobre alta, que golpea de manera desproporcionada a los hogares y vulnerables”.

Según sus cálculos, ante un escenario de recuperación en términos de la protección financiera que ofrece el sistema de salud, si el gasto de bolsillo en salud fuera más parecido al de los países de la región –más del doble de lo registrado hoy– la pobreza (moderada y extrema) podría aumentar en 1,5 puntos porcentuales y la indigencia 1,1 puntos porcentuales.

Acosta, de Acemi, señala que será necesario hacer escenarios para determinar el impacto en Colombia, pero pone de presente un caso que puede ayudar a ilustrar la discusión en el país. “México ha impulsado durante estos últimos tres años reformas en el sector salud que vuelven un poco a la figura del Seguro Social que nosotros utilizamos de un sistema público. Y lo que ha pasado en ese país durante estos tres años es que se ha advertido en 13 por ciento el gasto de bolsillo de los mexicanos llegando al 46 por ciento”, asegura.

Por ello, la preocupación de no tener recursos suficientes para el aseguramiento de los colombianos, puede generar una mayor presion en el gasto de los hogares, en momentos en que el país entrará en un período de desaceleración. Hay que cuidar el bolsillo y la salud.

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