Así, el trabajo dependiente es la ocupación que registra los mayores puntajes de inclusión financiera en los ocho países evaluados en un estudio de credicorp, en conjunto con Ipsos. Mientras que, las amas de casa y los desempleados reportan los niveles más bajos de acceso y uso del sistema financiero.
Sin embargo, el enfoque desagregado muestra que los estudiantes universitarios son más atractivos que los trabajadores independientes para la banca. De este modo, el índice de inclusión financiera de un estudiante en el país es de 43,9, superior al independiente que es de 40,4.
Se puede encontrar perfiles diversos entre los estudiantes, pero se destaca que muchos de ellos ya están bancarizados durante su estancia en la universidad, señaló Yang Chang, docente de Finanzas de la Universidad de Piura.
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Aquellos que viven en zonas diferentes de donde se ubica su centro de estudios, reciben dinero de sus padres mediante transferencias bancarias para cubrir sus gastos mensuales de alquiler, alimentación, pasajes u otros, refirió.
También están los que trabajan a la par de sus estudios universitarios, de los que la mayoría tiene predisposición a cumplir con sus obligaciones, agregó.
Además, sostuvo que este es un nicho que la banca puede ir trabajando con un horizonte de largo plazo y la posibilidad de que paguen sus deudas es muy elevado.
Es más accesible otorgando a estos estudiantes otro tipo de productos, como prestando para sus estudios de posgrado pues tras cursarlos suelen tener mejores salarios y posición laboral, refirió.
Pese a representar un riesgo, mientras más avanza la carrera universitaria del estudiante, menos se arriesgará a perder todo lo que va ganando por incumplir con sus pagos, acotó.
En contraste, detalló, está el mercado de trabajadores independientes que no muestra una posibilidad de crecimiento, es más estático, sigue siendo el mismo desde hace mucho tiempo y es más informal.
“Los independientes tienen mucho el libro negro, es decir, es más difícil de controlar su flujo de caja”, expresó.
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