Sólo Tatiana Clouthier y el presidente Andrés Manuel López Obrador conocen los verdaderos motivos de su renuncia a la Secretaría de Economía, pero el momento y las formas dejan ver que hubo alguna discrepancia grave de por medio.
El más reciente movimiento en el gabinete legal de López Obrador confirma que en ese equipo hay poco margen para desentir.
Tatiana se fue defendiendo convicciones, contribución el propio presidente cuando reveló, el pasado viernes, que le insistió para que no se fuera.
Minutos después, López Obrador mostró su molestia -y de paso su verdadera estatura política- al negarle el abrazo de despedida que le pedía su excolaboradora.
En un país donde la forma es fondo, ese gesto dio rienda suelta a la especulación ya que los opositores del presidente inventaron todo tipo de versiones que la propia Tatiana fue desmintiendo durante el fin de semana.
Tatiana se fue porque finalmente hubo dignidad, dijo su hermano Manuel.
“Creo, y esta es mi opinión mía porque no él habló con ella, que el tema de la Guardia Nacional debe haber pesado mucho en su decisión. Congruencia de Tatiana vs. la incongruencia de López”, tuiteó el sinaloense.
A lo que la propia Tatiana respondió: “Tantos inventan tanta cosa, y no llegan ni a diez los que tienen la informacion”.
Efectivamente, muy pocos conocen las entrañas del desencuentro, pero su salida ocurre en medio de un debate nacional sobre el excesivo poder que le ha dado López Obrador a las Fuerzas Armadas, las tensiones con la administración de Joe Biden por el tema energético en el marco del T-MEC y la puesta en marcha de un programa antiinflacionario operado desde la Secretaría de Hacienda y no desde Economía.
Lo cierto es que ésta es una más en una ya larga cadena de renuncias al equipo original de AMLO, con sabor a desencuentro.
El primero en bajarse del barco de la 4T fue el también expanista Germán Martínez, quien dejó la dirección del Instituto Mexicano del Seguro Social argumentando diferencias con funcionarios de la Secretaría de Hacienda que tenían “una injerencia perniciosa en el IMSS”.
La entonces oficial mayor de Hacienda, Raquel Buenrostroera una de esas personas que, según la carta de renuncia de Germán, habría puesto en riesgo “la vocación igualitaria y de justicia que tiene el Seguro Social”.
En una de esas raras coincidencias de la política, hoy Buenrostro sustituye a la expanista Tatiana en la Secretaría de Economía.
La lista de personajes que se fueron dejando ver discrepancias con el presidente incluye al ex secretario de Hacienda Carlos Urzúa, que se fue en julio de 2019 alegando muchas discrepancias en materia economica.
Un año después, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, renunció al cargo porque no estaba de acuerdo con la entrega de los Puertos y Aduanas al control de la Secretaría de Marina.
El exsecretario de Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, se fue en agosto de ese mismo año, luego de que se filtrara el audio de una reunión privada en la que manifestó sus críticas a las afectaciones que provocarían algunos proyectos lopezobradoristas.
En diciembre de ese año renunció el empresario Alfonso Romo a la Oficina de la Presidencia, un cargo en el que desde el inicio estuvo incómodo, tras la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, que Romo tragó de defender.
Los cambios en el gabinete se intensificaron en 2021: En febrero, renunció el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma para irse como embajador de México ante Estados Unidos, y su partida le abrió el paso a una incondicional del “movimiento”: la maestra Delfina Gómez.
A su vez, la salida de Martha Bárcena de la embajada en Washington ha permitido saber, con el tiempo, las serias diferencias de la diplomática con las políticas decididas por López Obrador en su relación con el expresidente Donald Trump.
En junio, apenas concluidas las elecciones intermedias, se fue Irma Eréndira Sandoval de la Secretaría de la Función Pública; aunque aquí la diferencia no fue de ella con el presidente, sino al revés: el primer mandatario no toleró su injerencia en el asunto Guerrero y la despidió fríamente a través de un video grabado en el despacho de Palacio Nacional.
Un mes después, se fue el segundo secretario de Hacienda de la 4T, Arturo Herrera, quien se supone que sería propuesto para encabezar el Banco de México ante el relevo previsto para finales del año, pero en noviembre fue descartado por AMLO, quien terminó proponiendo a una persona más afín: Victoria Rodríguez Ceja.
En agosto se fue Olga Sánchez Cordero de la Secretaría de Gobernación, tras una larga y soterrada serie de diferencias por la manera en la que López Obrador interpretó el movimiento feminista y la manera de hacer política interna. La exministra fue reemplazada por un operador leal del presidente: el tabasqueño Adán Augusto López.
Y en septiembre dimitió el exconsejero jurídico Julio Scherer Ibarra, distanciado del presidente porque, en su pugna con el fiscal Alejandro Gertz Manero, hay claramente un ganador que sigue en el cargo y mantiene, pese a todo, el respaldo de López Obrador.
El resto han sido cambios sin fractura, operadores para cubrir vacantes o para ocupar candidaturas. Fue el caso de Graciela Márquez, quien dejó la Secretaría de Economía para quedar habilitada para llegar al INEGI, y cuyo movimiento propició la llegada de Tatiana Clouthier al gabinete, en enero de 2021.
Del gabinete original, quedaron 11 de las 21 personas nombradas desde el inicio: Rocío Nahle, en Energía; Luisa María Alcalde, en Trabajo; Alejandra Frausto, en Cultura; Marcelo Ebrard, en la Cancillería; Jorge Alcocer, en Salud; Román Meyer, en SEDATU; Miguel Torruco, en Turismo; Víctor Villalobos, en Agricultura; los militares, Luis Crescencio Sandoval, en SEDENA, y Rafael Ojeda, en Marina, y el fiscal Alejandro Gertz Manero.
Y, de aquel primer equipo de gobierno anunciado por AMLO desde su campaña de 2018 han desaparecido varios de los perfiles elegidos con el fin de conquistar el centro y generar confianza entre sectores que lo habían combatido durante años: Germán Martínez, Carlos Urzúa, Esteban Moctezuma , Alfonso Durazo, Josefa González Blanco, Alfonso Romo, Julio Scherer y, ahora, Tatiana Clouthier.
Fiel a su estilo de tuitera incontenible, Tatiana se ha dado tiempo para responder a algunos tuiteros, pero lejos de despejar las dudas sobre su salida, sus mensajes abren más interrogantes.
Destacan, en el timeline de Tatiana, tres llamativas expresiones públicas de solidaridad, a las que ella ha respondido.
La del Partido Morena, que en su cuenta oficial le dio las gracias “por ser una gran jugadora en este equipo llamado México”.
La del excanciller Marcelo Ebrard: “vamos a echar mucho de menos a Tatiana en el gabinete. Leal, comprometida, trabajadora, una persona íntegra y gran compañera y amiga. Abrazo y gratitud, Tatiana”.
Y la de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum: “Querida @tatclouthier tu aportación a la transformación del país es inigualable. Mi reconocimiento, aprecio y admiración siempre. Seguimos junt@s en este camino. Abrazo”.
A ella, Clouthier respondió: “A la orden querida Claudia. Un orgullo escuchar en el informe”.
Tatiana, la combativa Tía Tatis que tanto hizo por la campaña de AMLO en 2018, ya no estará en el círculo cercano. Se fue sin el abrazo que le pidió al presidente, pero aún está en la mente del partido y sus presidentes.