¿Se deben gestionar las finanzas personales igual que las corporativas?

Hasta ahora, hemos contemplado las finanzas personales como si fueran corporativas. Dicho de otro modo, podría parecer que una familia debería gestionar su dinero como si fuera una empresa. Pero ¿se deben gestionar las finanzas de una familia como si fueran las de una empresa?

jose trecet, divulgador económico y ‘coach’ financiero, cree que las finanzas de una empresa son mucho más complejas que las personales, y algunas veces esta diferencia tiene que ver con los conocimientos y con los desafíos que están dispuestos a asumir las familias y las empresas. “Quizá el mejor ejemplo son las amortizaciones, que una empresa sí debe tener en cuenta y que no son tan importantes para una familia o para un particular. Quizá sí pueden tenerlas en cuenta para tomar decisiones, pero no tienen la importancia ni el impacto fiscal que tienen para una empresa. Algo similar ocurre también con la financiación en general, que es importante para una empresa, pero puede ser peligroso para una familia”.

Lo que sí es cierto es que existen elementos comunes en ambos casos, como el control de los gastosla previsión de los ingresos o el manejo del flujo de efectivo, entre muchos otros. Por esta razón, Trecet recomienda utilizar un presupuesto como un elemento imprescindible para gestionar correctamente las finanzas personales.

Finanzas personales: de un enfoque economicista a uno conductual

Aunque no tiene unos orígenes ciertos, es necesario remontarse a hace más de un siglo para encontrar la primera publicación que habla sobre esta materia. Fue en 1920, cuando la estudiante Hazel Kyrk publicó su tesis doctoral en la Universidad de Chicago, sentando las bases de la economía doméstica.

La disciplina ha ido avanzando y perfeccionándose, abriendo otras materias que están relacionadas, como la economía conductual o economía del comportamiento. De hecho, algunos premios Nobel como Herbert A. Simon, Dan Ariely, Daniel Kahneman o Richard Thaler sugirieron que las finanzas personales y corporativas tienen mucho que ver con el comportamiento y los sesgos de los consumidores, que no siempre tienen por qué ser racionales.

En los últimos 30 años, y debido en parte a las graves crisis que ha sufrido la economía y su impacto sobre las finanzas personales y corporativas, se ha dado cada vez más importancia a esta materia. De hecho, en EE. UU., muchas universidades han comenzado a ofrecer programas de grado y posgrado centrados en la educación financiera, algo similar a lo que ha ocurrido en Europa y, en menor medida, también en España.

¿Por qué es importante una buena salud financiera?

Históricamente, las crisis económicas han tenido un impacto significativo sobre las finanzas personales y corporativas, sobre todo por el miedo a perder el trabajo oa que una empresa pueda desaparecer. La última de ellas, provocada por el COVID-19, ha sido especialmente virulenta. Tanto es así que, según el estudio Estudio de impacto global de Cigna Covid-19casi la mitad de los encuestados a nivel mundial (el 45 %) afirmaron no haber tenido una seguridad financiera sobre su futuro durante 2020 por culpa de los confinamientos y las restricciones.

Peor aún fue la crisis de 2008, de la que el propio Dan Ariely sugirió, en un artículo publicado en Harvard Business Review, que respondía al comportamiento irracional de los individuos en la gestión de sus finanzas personalesalgo similar a lo que en 1936 ya había puesto de manifiesto John Maynard Keynes en su libro Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero con sus famosos espíritus animales.

En esta crisis, el impacto tuvo un aumento importante del desempleo en los países desarrollados y una consecuente en los ingresos y la demanda de caída de las familias, lo que llevó a un círculo vicioso que afectó a las empresas de todo el mundo.

Sea como fuere, las familias y empresas más solventes y con una mejor salud financieraon las que consiguen capear mejor el temporal durante épocas de recesión. Es un viaje en el que intervienen cuatro elementos fundamentales: el ahorro, la gestión de la deuda, la gestión del día a día y la planificación financiera.

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